Mantengo los
ojos cerrados, siento las cuerdas que pican mis muñecas y que me obligan a
mantener los brazos extendidos hacia arriba
sin posibilidad de defenderme. Mi cabello que cae en rizos desordenados
protege mi espalda que se eriza al sentir tu aliento cerca.
Siento un
ligero roce en la piel, algo frio se pasea por ella, abro los ojos y miro tu
mano, me muestran un par de pinzas brillantes que pronto estarán mordiendo mi
piel.
Mi cuerpo se
exalta tratando de huir inútilmente a su contacto. En mi interior se que no deseo escapar, así
que dejo que mi cuerpo se calme, controlo mi respiración y cierro nuevamente
los ojos, mis sentidos alertas te perciben a mi lado.
Expectante,
espero sentir el dolor focalizado de la pinza,
cuando me sorprende un azote en la espalda que me saca de concentración.
Uno tras
otro siento la piel del flogger estrellarse en mi espalda. Es una sensación tan olvidada que no recuerdo
si debo llorar, reír o gemir, así que simplemente siento y disfruto mientras
entre cada azote desentierro fantasmas
del pasado y forjo nuevos placeres para
el presente
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